Los seres humanos nacemos con la necesidad de tocar y ser tocados. Somos cuerpos sensibles abiertos a un mundo de relaciones, latentes o presentes, que trascienden las fronteras marcadas por el campo de visión de nuestros ojos o de los otros sentidos.
Habitamos una estructura de tejidos y órganos envuelta en dos metros cuadrados de piel, que pesa cuatro kilogramos y que dispone de cinco millones de terminaciones nerviosas. Hemos oído hablar muchas veces de los perjuicios -psicológicos, emocionales y hasta fisiológicos- que provoca la ausencia de contacto físico en el ser humano. Sucede desde que somos bebés hasta el final de nuestra vida.
Pero de lo que se habla menos es de los beneficios del llamado ‘tacto suave’. La lista es larga: libera oxitocina, hormona conectada a nuestro comportamiento social; aumenta los niveles de dopamina, uno de los sistemas de recompensa del cerebro; y provoca segregación de serotonina, la hormona de la felicidad y el bienestar. El efecto benefactor y automático de esta fiesta hormonal es una reducción significativa del estrés y la bajada del ritmo cardíaco.
Estos son algunos de los regalos de la Danza Contact Improvisación. En mi blog: todosloscuerposbailan.com iré publicando más reflexiones como esta sobre una práctica que acaba de cumplir 50 años. Estos textos están recogidos en el libro que acabo de terminar y que muy pronto publicaré. Te mantendré informado/a.
*La foto que ilustra este post pertenece a www.espaciofci.com Gracias por compartirla.
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